En los años 90 se puso de moda en los ambientes empresariales la palabra “empoderamiento”. La idea era luchar contra una estructura excesivamente piramidal en las organizaciones en donde la persona que atendía el teléfono en atención al cliente o en ventas no tenía ninguna capacidad de resolución de conflictos o incluso de vender nada, ya que todo debía ser consultado en una estructura vertical donde el de más arriba era el que tomaba todas las decisiones.
Esto evidentemente no era operativo, así se pensó en delegar
poder desde lo alto de la pirámide hasta lo más bajo con el objetivo de hacer
más efectivos los procesos en la base y se le llamó “empowerment”. Con
los años, se fue transitando a estructuras más horizontales y en red, con lo
que el “empoderamiento” ya no fue tan efectivo. Más bien ocurrió al contrario,
se le fue quitando el poco poder de que disponían los elementos más bajos de la
pirámide en favor de los protocolos, impuestos desde arriba y antesala de la IA
(Inteligencia Artificial). Así los médicos no pueden aplicar ningún protocolo
que no esté marcado por la OMS, los políticos no pueden tomar ninguna decisión
que no esté avalada por los lobbies de Bruselas, las farmacias no pueden vender
ningún medicamento que no esté auspiciado por la Big Pharma, los Bancos no
pueden tener ningún trato con un cliente que no este sujeto a un protocolo establecido
desde la dirección, las televisiones y periódicos no pueden dar ninguna noticia
que previamente no esté cocinada desde el Poder, las películas de Hollywood y las
nuevas plataformas en streaming como Netflix, Primer Video o Disney no
hacen ninguna película que no contenga ideología, marcada por sus accionistas,
y así todo.
Así lo que vemos en la década de 2020, donde la palabra “empoderamiento”
vuelve a estar de moda es cuanto menos paradójico, ya que los miembros de la
sociedad estamos mucho menos “empoderados” que antes, en general estamos mucho más
esclavizados y controlados que hace 40 años. Nos rastrean con los pagos que
hacemos en digital, controlan nuestra alimentación y deciden qué debemos comer,
nos imponen medicamentos y nos encierran si no queremos tomarlos, contaminan el
aire que respiramos, confiscan la mitad de nuestras ganancias y hasta queman
ciudades enteras cuando desean apropiarse de ellas.
Sin embargo, el Poder patriarcal ha utilizado el concepto de
empoderamiento para activar el movimiento feminista, con la intención desde
luego, de manipularlo y controlar su desarrollo. Así pues, si una mujer se
siente validada por el Poder para luchar contra la estructura machista de la
sociedad, ¿por qué no nos podemos sentir todos los demás validados para luchar
contra la imposición de la dictadura sanitaria impuesta por la OMS? ¿Por qué no
podemos luchar contra las estructuras confiscatorias de los estados que buscan
una sociedad de pobres a su servicio, ¿por qué no podemos luchar contra la contaminación
constante de los cielos con productos químicos que nos enferman y nos matan?,
porqué no podemos luchar contra una industria alimentaria que solo busca beneficios
y no nuestra salud? Por qué no podemos luchar contra una lectura del cambio climático
que no busca solucionar el problema sino despojar a la población de sus
recursos y quedarse con todo? Por qué no luchamos contra unos políticos psicópatas
y corruptos, al servicio de sus amos, que solo ven su supervivencia y
enriquecimiento? ¿Por qué no luchamos contra unos periodistas absolutamente
vendidos que son la voz de su amo, y que ganan cantidades obscenas de dinero?
Todo esto no es importante, aquí la prioridad es la lucha de
las mujeres contra una sociedad opresora y que unos cuantos gays puedan cambiar
de sexo porque, quién fija las prioridades? Exacto, el Poder.
No te dejes llevar por la hipnosis colectiva. Mucho amor y
mucha consciencia
Antonio
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