domingo, 17 de marzo de 2019

Orgullo versus agradecimiento



Para aquél, orgulloso de lo suyo, orgulloso de ser catalán, español, orgulloso de que su equipo de fútbol gane la Liga, orgulloso de ser guapo, inteligente, inglés,  orgulloso de esas zarandajas que la gente usa para sentirse más grande de lo que es, para no mirar su miseria o su grandeza, tengo un mensaje.
Al parecer, la palabra orgullo proviene del catalán, orgull, éste del francés, urgôli, y éste del alemán, urguol (notable) y tiene que ver con un concepto exagerado de sí mismo, pudiéndolo llevar a la soberbia, un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás.
No tiene mucho sentido sentirse orgulloso de haber nacido en Barcelona, ó en París ó en Cadaqués: no es algo que dependa de nosotros. Puedo sentirme orgulloso de haber nacido en Bilbao, aunque mejor sentirse agradecido por haber nacido ahí y no en Tombuctú.
La palabra gracias, proviene del latín gratia, (honra o alabanza que sin más se tributa al otro), y a través del griego tiene que ver con términos como gracia, atractivo, encanto, hermosura, garbo, caridad y caricia.
Así pues, si heredas lo que tus padres atesoraron, no se trata tanto de inflarte como un pavo con la posesión de esos bienes, sino de estar agradecido a tus ancestros por el regalo.
Si tienes la suerte de haber nacido guapa, inteligente, especial, puedes estar agradecida a tus padres y a tus genes, pero orgullosa de lo que se te ha dado, lo que se dice orgullosa, es más factible que lo estés por actos propios, y con matices.
Puedo escribir un libro y sentirme orgulloso, aunque también agradecido a la vida que me ha permitido escribirlo y a las experiencias que he tenido.
Puedo tener hijos y sentirme orgulloso de ellos, y también agradecido hacia ellos por sus logros y éxitos.
Puedo estar orgulloso por levantar una empresa, y ganar dinero, y también agradecido a las personas que lo han hecho posible. 
Hay quien va mostrando su Rólex, su Porsche y su ropa de marca, de forma orgullosa, como poniéndose un poco por encima del resto, cuando lo suyo sería estar agradecido por pertenecer a una élite que se puede permitir esa ostentación.
 Cuando las personas construyen un concepto exagerado de sí mismos, en base a su lugar de nacimiento, a su raza o a los regalos que han recibido de sus padres, o de la vida, sólo están mostrando lo miserables que se sienten internamente, y lo difícil que es para ellos alcanzar la felicidad.
Así pues, la parábola de Jesucristo “Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.…”, muestra aquí esta realidad – que la Iglesia Católica, parece que no ha sido capaz de asimilar, aunque muchos de sus místicos lo tenían muy claro.
Y bueno, entiendo que mucha gente necesite de una dosis extra de orgullo para inflarse y  mostrarse a la sociedad tal cuál son, especialmente colectivos que se sienten discriminados en razón de su sexo o preferencia sexual, pero el sentimiento, de nuevo, que debe estar debajo, es de agradecimiento.

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