No hay asuntos
urgentes sino gente que tiene prisa.
Hace años, el director de formación de una conocida
multinacional usaba esta frase como un mantra defensivo hacia los que le
apretaban, normalmente sus jefes, demandando ratios, informes o lo que fuera, de
forma urgente e inmediata.
El ansia de control se desparrama por los despachos, por las
fábricas, por los mercados. Pocas personas están preparadas frente a la
incertidumbre. El río de la vida fluye y no podemos empujar el río aunque sí hay
procesos y resultados que podemos controlar. Sobre todo los sostenidos por la
tecnología, aunque esa misma tecnología hace que esos procesos,queden obsoletos en poco tiempo.
Las cosas tienen su ritmo, todos sabemos que no hay que
empujar el río pero también sabemos que necesitamos un cierto control para
desenvolvernos por la vida. La cuestión es, ¿qué cosas podemos controlar y cuáles
no? ¿Dónde comenzamos a fluir y abandonamos el control?
Tenemos claro que un ambiente burocratizado y estratificado
no es el mejor espacio para un liderazgo disruptivo. Por otra parte, la
organización requiere de una estructura que la sostenga, pero esa estructura
se vuelve burocrática y obsoleta en poco tiempo por lo que es mucho más
efectivo pensar en términos de apoyos antes que de estructuras.
Además, debemos ser capaces de trabajar en el aquí y ahora. Es el único sitio donde puede tener cabida un liderazgo disruptivo, una vez que hemos aprendido a compaginar los procesos con el fluir del río de la vida.
"Conviene diferenciar entre dos tipos (puros), que son los profetas y los organizadores o legalistas. El profeta se caracteriza por ser un hombre solitario que ha descubierto por experiencia personal, lo que podríamos llamar una revelación, la verdad sobre el mundo, el cosmos, la ética o Dios. Y los profetas de las religiones más elevadas casi siempre han tenido esas experiencias cuando estaban solos. El tipo puro del legalista-eclesiástico, por su parte, es el conservador, el funcionario, el brazo de la organización creada para transmitir a las masas la revelación original del profeta".Maslow, Religiones, valores y experiencias cumbres.
Siguiendo esta idea de Maslow, para poder ejercer un
liderazgo disruptivo hemos de ser más profetas que burócratas, fluir más que
controlar, vivir más en el presente que en el pasado ó el futuro, no empujar el río y pensar más en términos de apoyos que de estructuras.
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