El enfoque
sistémico permite mirar los problemas desde una cierta perspectiva y encontrar
soluciones buenas para todos. Este innovador enfoque no está muy extendido, y
lo que desafortunadamente aún prevalece es un enfoque en el mismo problema y no
en su solución. Cuando las personas miran por solucionar los problemas de forma
individual, pueden conseguir un balón de oxígeno a corto plazo pero lo que suele
ocurrir a largo plazo es que estos problemas se hagan, si cabe, aún más profundos
y complejos.
Al indagar en un sistema para encontrar soluciones, suele ocurrir que los problemas encontrados se repitan en todos los niveles del sistema, así por ejemplo, en una organización en donde la cúpula directiva adolece de ciertos patrones disfuncionales, nos encontramos con que esos mismos patrones se repiten en todos los niveles de la jerarquía. Según mi experiencia en organizaciones, cuando un CEO (Consejero Delegado) es autoritario y usa la teoría del palo y la zanahoria, suelo encontrar ese patrón en todos los niveles de la organización.
Cuando
entramos a aplicar un enfoque en soluciones, vemos que a medida que vamos indagando,
el problema inicial se va decantando hacia una disfuncionalidad sistémica. En
todo cado, es complicado romper nuestra forma habitual de operar estilo “causa-efecto”.
Algunos ejemplos tomados de aquí y de
allá que muestran que el problema es sistémico:
- · La violencia de género va mucho más allá del planteamiento clásico víctima-perpetrador; al margen de la responsabilidad penal del perpetrador por sus actos, se percibe que sus raíces están en el propio sistema.
- · Hay quien afirma que las cárceles no son instituciones para reinsertar a personas marginales en la sociedad, sino aparcamientos para esas personas marginales. De esta forma, cada vez necesitaremos más cárceles en lugar de menos. Así por ejemplo, como afirma Noam Chomsky, la política de drogas en EE.UU. es una excusa para meter a la cárcel a esa población marginal, que de otra forma estaría en la calle.
- · Los altos salarios del sector bancario y los bonos desmesurados no han provocado la actual crisis, quizá sí la han acelerado. Las razones sistémicas hay que encontrarlas en las conexiones entre los reguladores, las agencias de calificación de riesgo, los Bancos, los políticos y un desaforado afán de lucro que lleva a que los dueños del dinero miren más por su beneficio individual que por el de sus clientes.
- La justicia no está para "impartir justicia", sino más bien para proteger el capital. Esto aplica al mercado global, no solo nacional. Así hay multitud de abusos donde a los poderosos no les llega el castigo mientras que cuanto más abajo estás en la pirámide patriarcal, más vulnerable eres.
- · En el plano político, mucha tinta se ha usado para denunciar abusos y corruptelas. Sin embargo, unas listas cerradas de los partidos políticos, unas finanzas opacas y las conexiones con el mundo económico facilitan la corrupción y prevaricación de los gobernantes. De nuevo, este tema supone una problemática sistémica, más allá de los comportamientos individuales.
- · Es claro que el sistema económico capitalista tiene en el mercado de valores uno de sus cimientos más importantes. De esta forma, una empresa dependiente de la Bolsa hace que sus directivos se enfoquen de forma excesiva en la rentabilidad y olviden aspectos importantes del negocio. Esto supone comportamientos demasiado enfocados en la cotización de la empresa y en los dividendos a sus accionistas que en muchos casos llevan a situaciones disfuncionales.
Hambre y pobreza o lo que es lo
mismo, la satisfacción de las necesidades básicas de una gran parte de la población. Dicen que
una de cada ocho personas pasan hambre en el mundo, o lo que es lo mismo, 870
millones de personas; además, ¼ parte de
la población en las regiones en desarrollo y 1/3 de la población mundial, viven
en condiciones de pobreza.
Además, el 2% de los adultos más ricos en
el mundo posee más de la mitad de la riqueza global de los hogares; el
20% de la población es dueña del 98% de las riquezas o lo que es lo
mismo, el 80% de la población mundial vive con el 2% de las riquezas.
Esta diferencia entre ricos y pobres se da en todos los niveles de
nuestro sistema global. Como muestra, un ejemplo: en el mundo de los medios de
comunicación mundiales según Jerry Mander, 7
corporaciones controlan el 70% del total mundial. Otro más: según Clairmont y Cavanagh, la cifra del negocio
anual de las 200 mayores multinacionales supone, aproximadamente, la cuarta parte (26,3%) de la producción mundial;
el Grupo de los Ocho (el G-8) aglutina el 80% de las multinacionales.
Con estas cifras a nivel macro, no es de
extrañar que a nivel micro también se den estos mismos patrones, así, como señala The
Economist, en EE.UU, el 1% de la población con más ingresos ha pasado de
detentar el 10% de la riqueza al 20% en los últimos treinta años.
Por
tanto, vemos como el paro, la miseria, el hambre y la desafección de una masa
creciente de la humanidad es un problema que hunde sus raíces en los valores
del actual sistema económico-social en donde una minoría acumula recursos a
expensas de una mayoría. También es claro que el mismo sistema maniobra para perpetuarse ; así los gobernantes, legisladores, jueces, medios de comunicación,
Instituciones, Escuelas y Universidades y todas las organizaciones
empresariales tienden a alimentar el modelo. En todo caso, no nos engañemos con
falsas proclamas: los mismos valores de culto al dinero que encontramos en las
capas más favorecidas lo encontramos igualmente en las capas más humildes.
A
menudo leo los comentarios de los lectores en los medios digitales. Suele
ocurrir que los mismos que critican con agresividad el enriquecimiento ilícito
de este o aquél político están deseando que les hagan favores o les concedan
privilegios, así parece que les mueve más la envidia que el deseo de que las
cosas cambien. Esto es así porque la raíz del problema se encuentra en el ADN
del mismo sistema y no se debe únicamente a comportamientos individuales.
Mirando
el problema de forma pragmática, es claro que tenemos que hacernos una
reflexión; ¿el problema se puede solucionar?, y si es así, la pregunta sería,
¿qué sistema queremos construir? Otra pregunta que me puedo hacer es ¿puedo
vivir con ello?, y también, ¿a dónde nos llevará el actual sistema?
Discriminación de las mujeres. Las
mujeres tienen el gran aporte de traer vida al mundo. Solo por este tema ya deberían
tener una posición de privilegio dentro del sistema; sin embargo vemos que no
es así. Las cifras de torturas y asesinatos de mujeres en el mundo es
escalofriante, pero este es un tema que llevamos arrastrando desde hace miles
de años y de nuevo, es un componente sistémico de la sociedad actual.
Ya desde la
educación en el colegio, se establecen valores sexistas que al estar impregnados
en todos los estamentos de la sociedad (religión, moda, marketing, política, organizaciones…)
es prácticamente imposible verse libre de ello. Aquí también entran las propias
mujeres, que muchas veces pierden la visión sistémica y entran a alabar los
mismos valores que las denigran
Miedo. Autoritarismo. El miedo
es una de las tres pasiones básicas del sistema actual. En base al miedo, se obliga
a las mujeres a tener un parto tecnológico según la agenda del médico, luego se
fomenta el consumo en base al miedo (vacunas, medicinas, alimentos, pañales…), también
en base al miedo se condiciona a los infantes para que asuman los valores del
sistema y en base al miedo se les incorpora al mercado del trabajo. También funciona
para pagar impuestos y especialmente, para no incordiar mucho.
Así muchos
gobiernos esgrimen la estrategia del miedo para conseguir alcanzar sus
propósitos. La invasión de Irak por parte de los EE.UU., justificada en base a
una inexistente amenaza, la creación de cuerpos policiales represivos para
luchar contra supuestas amenazas o incluso la amenaza de los inmigrantes para
justificar una política social insolidaria. La realidad es que el miedo sirve
al Autoritarismo del sistema.
A nivel más
local, es significativo comprobar que mucha de la gente que vota en unas
elecciones, vota a la contra, es decir, que no votan por quien les gusta, sino
en contra de quien no les gusta. Esto lo conocen muy bien los partidos
políticos que esgrimen el miedo en sus campañas.
El miedo ha
sido por tanto, un importante recurso del que ha gozado la autoridad durante
los últimos 6,000 años para someter a la población, y aún lo sigue siendo: ya
fuera el miedo al infierno, la tortura o la exclusión social.
Mercantilización o prostitución ante la vida.
De todos es conocida la presión que soportan los
adolescentes en los colegios con ropa y zapatillas de marca. El mensaje es
claro: no vales por lo que eres, vales según la máscara que te pongas. Ya lo
denunció Jesucristo hace muchos años al llamar
sepulcros blanqueados a los
escribas y fariseos.
Esta segunda
pasión de nuestro actual sistema de convivencia genera mucho dolor e
insatisfacción. Supone un descalificar lo que
uno es a favor de convertirse en un ideal que no se sabe muy bien quién
ha construido. Así chicas de apenas 16 años piden operarse los pechos para
parecerse a una imagen digital creada con photoshop, esas mismas chicas tienen el riesgo de
convertirse en anoréxicas bajo la influencia de modelos y diseñadores
de aspecto extraño. No hablamos de la televisión, esa gran caja de publicidad
que está constantemente diciéndote: compra, compra, compra.
Esto influye
en todas las áreas de la vida: nos bombardean con historias inventadas que
muestran personas atractivas con lucrativos trabajos. El ciudadano medio
rechaza ser quien es y quiere ser otra persona que le venden, ya sea en un
anuncio de ropa, una persona de una película o el dueño de un coche.
Podemos considerar los vicios o patologías fundamentales que afectan a la sociedad patriarcal: el autoritarismo, reflejo colectivo del miedo; el conformismo, eco colectivo de lo que es la inercia psicoespiritual en el individuo, y el espíritu mercantil, que podemos entender como complicación social de la mercantilización o prostitución de la vida, que a su vez es parte de la vanidad. C. Naranjo
Pereza psicoespiritual. La tercera
pasión de la sociedad actual tiene que ver con que olvidamos quiénes somos.
Conectado con el miedo y obligado a cargar una máscara para ser adecuado, el ser
humano pierde conexión con quién es. Esta falta de conexión también le lleva a
sentirse explotador del planeta Tierra, y no una de sus criaturas.
Los
ciudadanos de los llamados países desarrollados ven entre tres y cuatro horas
de televisión al día. En eso se ha convertido nuestra vida: cansados después de
una jornada de trabajo agotadora, nos arrastramos a la tele donde nos hipnotizan
de forma pasiva como si fuéramos robots que hay que reprogramar. Nos venden un estilo
de vida, un producto, para sentirnos adecuados; nos llenamos el cuerpo con
comida basura y nos adormecemos con drogas como las pastillas o el alcohol.
Ya para acabar,
una vez que alcanzamos un nivel de consciencia suficiente como para ver los
problemas de forma sistémica (aquí he querido intervenir mencionando estos 5
problemas sistémicos), podemos empezar a vernos a nosotros mismos inmersos en
ese sistema, y hacernos cargo de nuestros propios comportamientos, muchas veces
disfuncionales. Esta es la puerta para cambiar el sistema: descubrir esos patrones
en nosotros y una vez que alcancemos el tamaño suficiente (teoría de los 101
monos), transitar a un sistema más funcional y ecológico.
Enhorabuena, me parece un excelente artículo, en lo único en lo que discrepo es que sea un problema que exista una educación y una sanidad gratuita al mismo tiempo que unas pensiones dignas para sus ciudadanos, con una tecnología que ha aumentado significativamente la esperanza de vida de la población y una clase política y funcionarial sobredimensionada no es viable. Concretamente en España, en relación al resto de los países el personal político está sobredimensionado, sin embargo, si nos paramos a buscar estadísticas sobre personal funcionario por habitantes, podemos ver que en España el porcentaje es bastante bajo, es algo que quieren hacernos ver y existe un ataque directo contra el personal funcionario cuando si se podria prescindir del personal eventual que no ha opositado para sacar una plaza, sin embargo, el funcionariado no sólo supone tanto coste sino que garantiza unos mínimos que muchas veces no se consiguen cuando se emplean empresas privadas, y si no que pregunten al personal médico que ocurre cuando privatizamos la sanidad pública, pues más de lo mismo, que los de arriba cobran más y quienes trabajan se quedan con el mínimo o incluso menos de esto para subsistir. Paises nórdicos demuestran que es sostenible tener un porcentaje mayor de funcionariado y medidas sociales incluso mejores de las que tenemos , pero claro, siempre es más fácil pensar en recortar derechos sociales y así mismo mandar a gente a la calle como está ocurriendo en la Junta de andalucía, tras 25 años de servicio, que buscar soluciones estructurales.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. En todo caso, a lo que quiero llamar la atención es a la dificultad de mantener unas prestaciones de calidad en la sanidad y unas pensiones dignas sin que exista crecimiento de la economía con una población que va envejeciendo y cuya esperanza de vida es elevada. Además, el coste de la sanidad de los jubilados es alto.
ResponderEliminarEsto no es solo un problema de España, sino también de otros países europeos donde han de estar haciendo ajustes muy fuertes en las prestaciones sociales y en las pensiones (Alemania, Reino Unido...).
Salu2-
estoy de acuerdo
ResponderEliminarExcelente y elaborado artículo, enhorabuena.
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