Recuerdo la peli de Alfonso Cuarón “Children
of men”, en donde en un Londres sobreviviente a una guerra global, los
inmigrantes son gaseados.
Vamos acercándonos a esa visión. Miles de refugiados llegan
a la frontera de Europa provenientes de un mundo que está sumido en las
tinieblas. Hay guerras civiles por
doquier, conflictos de todos contra todos.
Negros y blancos, norte y sur, americanos blancos contra hispanos, turcos y kurdos, judíos y palestinos, rusos y ucranianos, españoles y catalanes, hombres y mujeres, la lista es interminable. La violencia y la competencia colorean la realidad obligándonos a tomar partido, a mojarnos, a sentirnos blanco, o judío o pobre o rico. Hay quien incluso asume un lado de la polaridad como identidad, como bloque de creencias prestado que esgrime como propósito de vida.
Según parece, muchos de estos conflictos tienen un punto en
común: las diferencias. Yo soy distinto de ti, soy mejor o peor, más alto o más
bajo, más joven o más viejo ¿Cómo surgen estas diferencias? Sirven para afianzar unas estructuras que ya van necesitando algunos cambios. Sin diferencias no hay conflictos, sin conflictos, no
hay ganancias. .
El sistema lleva en sus tripas la violencia, la
lucha, la competencia, la sobrevivencia del que mejor se adapta, que tambien lleva la luz y la colaboración. Sin embargo, no hemos aprendido a colaborar entre nosotros ni tampoco a respetar la vida; no suele haber amor en nuestras miradas.
Quizá parezca un poco naif, quizá. Creo que este sistema ya ha dado lo mejor de sí mismo y me gusta pensar en qué juicios me llevan a otra realidad. No quieras identificarte con creencias gastadas; no
te dejes manipular. Conecta con tu ser y fluye con la vida.
Salu2
No hay comentarios:
Publicar un comentario