jueves, 5 de junio de 2014

Del respeto y la humildad


Tengo ya unos años y puedo decir que he tenido muchos profesores y maestros a lo largo de mi vida y aún tengo unos cuantos gracias a Dios. He visto cómo algunas materias me apasionaban y otras no. Así las matemáticas me han gustado en general, aunque nunca tanto como cuando estudié Cálculo y Algebra en mi Escuela de Industriales. Tuve la posibilidad de poder ir a una Academia por la tarde mientras que por la mañana asistía a las mismas materias en la Universidad y era increíble ver cómo detestaba una materia por la mañana y me encantaba por la tarde en la Academia, según impartiera la materia uno u otro profeso Inevitablemente, yo miraba a unos profesores con respeto y a otros no. En general, a los que miraba con respeto era en donde sacaba mejores notas. 

En Cálculo y en Álgebra tuve la suerte de tener a Román Riaza de profesor y Catedrático de Cálculo y de Algebra por la mañana y a Antonio Vasallo, perteneciente a una generación anterior a la de Riaza, por la tarde. Vasallo era todo un personaje y era divertido verle intentando averiguar por dónde iba Riaza para prepararnos mejor para el examen. Ambos eran personajes enormes para mí, su profundidad de conocimiento de las matemáticas me hacía adorarlos, mirarlos con respeto. Mis calificaciones eran medio-altas en ambas materias y toqué con los dedos la magia de la matemática. No me queda más que agradecimiento a esos dos grandes maestros.



En fin, lo que quería decir es que la base de que te guste o no una materia está en el respeto. Respeto hacia el profesor significa un bajar la cabeza ante él porque tiene algo que yo quiero, y una actitud humilde implica reconocer que él tiene algo que yo necesito. Ya sea aprobar un examen de cálculo o sacar el carnet de conducir, en ese momento, el profesor es, a los ojos de su alumno, su maestro en ese tema en concreto. Si esto no se da, si el alumno no mira con respeto a su profesor nunca lo verá como maestro y no podrá aprender nada de él.
¿No les iría mejor a los alumnos si vieran a sus profesores como maestros? Podrían los maestros miran con respeto a sus alumnos y aprender de ellos?. Esto podemos llevarlo más lejos,al ambiente laboral, a mi jefe, a mi colega, a mis subordinados, a mi marido o a mi mujer, a los hijos, cuñados, al taxista, conductor de autobús, cliente, compañero de asiento del AVE e incluso me atrevería con personajes públicos.
Mirar lo que te rodea con respeto es aceptar una actitud de aprendizaje:  aprender de la vida en un árbol, de la grandeza en un mendigo o del vuelo de un colibrí. Aprender a descubrir es un proceso que comienza con el respeto.
El respeto es un tipo de amor que practicamos poco, los griegos lo llamaron Philia. Eros y Ágape son los otros dos amores, el Erótico y el Compasivo. ¿Podríamos aumentar el amor en el mundo siendo maestros unos de otros? Quizá así podamos  vislumbrar un futuro posible en el que el respeto se imponga a la violencia y la humildad a la humillación.

2 comentarios:

  1. Me gusto mucho tu post, hace tiempo me he dado cuenta que todas las personas tienen algo que te pueden enseñar y que se pueden traspasar esos conocimientos, hasta esas personas que te molestan, tu puedes ver que hacen ellos que te desagrada tanto... Lo mismo de los mendigos, como han logrado salirse del sistema y adaptarse a todo lo malo que les puede pasar... el frio, falta de dinero, un lugar comodo donde estar... Las preguntas que te hacen los niños, su ingenuidad... viendolo desde tu punto de vista todos pueden ser maestros aunque ellos no lo sepan... saludos desde chile

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  2. Gracias. En la medida en que somos todos hijos de la vida, hemos de mirarla con respeto. Ahí incluimos todo lo que tiene vida, ya sea vegetal o animal.La Tierra tiene vida y parece que el ser humano, como gran depredador que es, no la mira con el suficiente respeto.

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